
de los Cerros” tenía gran cantidad de edificios habitados de manera ocasional o permanente. Es posible que esta “Ciudad de los Cerros” fuera en realidad un importante centro político religioso y además, un conjunto de unidades de producción de artículos suntuarios. Gente de rango poseía o se sentaba en asientos esculpidos en piedra en forma de “U”. Allí se realizaban rituales políticos y religiosos, se producían granos, tortillas y tal vez, chicha de maíz; asimismo, se elaboraban artefactos d
de los Cerros” tenía gran cantidad de edificios habitados de manera ocasional o permanente. Es posible que esta “Ciudad de los Cerros” fuera en realidad un importante centro político religioso y además, un conjunto de unidades de producción de artículos suntuarios. Gente de rango poseía o se sentaba en asientos esculpidos en piedra en forma de “U”. Allí se realizaban rituales políticos y religiosos, se producían granos, tortillas y tal vez, chicha de maíz; asimismo, se elaboraban artefactos dde los Cerros” tenía gran cantidad de edificios habitados de manera ocasional o permanente. Es posible que esta “Ciudad de los Cerros” fuera en realidad un importante centro político religioso y además, un conjunto de unidades de producción de artículos suntuarios. Gente de rango poseía o se sentaba en asientos esculpidos en piedra en forma de “U”. Allí se realizaban rituales políticos y religiosos, se producían granos, tortillas y tal vez, chicha de maíz; asimismo, se elaboraban artefactos d
Hojas-Jaboncillo agrupa a los cerros de Bravo, Negrita, Guayabal, Hojas y Jaboncillo, siendo este último el más alto alcanzando aproximadamente 650m de altitud. La zona se ubica indistintamente sobre tres cantones (Portoviejo, Montecristi y Jaramijó) de la provincia de Manabí; englobando un área de más de 3500 hectáreas. La topografía de este macizo es accidentada, considerando que está atravesada por numerosos valles internos y profundos desfiladeros que en invierno pueden tener intensos y abundantes desagües. El paisaje está dominado por la presencia de bosques áridos y por una geología de suelos aún inestables.
Al este de los cerros costeros se destacan montañas con el mismo tipo de topografía y paisaje. Vista aérea Cerro Hojas Jaboncillo. Fuente: Elaborado con herramienta Google Earth Su ecosistema se caracteriza por su gran biodiversidad asociada a la presencia de microclimas verticales. En las partes bajas hay una capa espinosa de plantas de bosque seco, pero a medida que aumenta la altitud se van formando zonas de transición, hasta llegar a los picos donde la vegetación corresponde a un bosque tropical húmedo. A pesar de tener un clima con una estación seca prolongada, reciben humedad adicional debido a la condensación de las nubes. Este tipo de bosque se encuentra en las crestas de los cerros cuya orientación permite capturar la humedad de la bruma del mar.
Hay árboles, arbustos y capas herbáceas. Los árboles son principalmente especies de bosques tropicales, a veces se pueden observar individuos de especies de bosques caducifolios. Las familias más frecuentes son: Arecaceae, Fabaceae s.l., Moraceae y Polygonaceae. El paisaje de la “Ciudad de los Cerros” posee una flora y fauna diversas. Sobresalen el emblemático ceibo, el jaile, el muyuyo y el palo santo. Respecto a la fauna del lugar se puede encontrar el perro de monte de Sechura, el cabeza de mate, el venado de cola blanca, el tigrillo, y otras especies; son ricos tesoros naturales de este singular y único lugar. En los alrededores del área patrimonial se encuentran los pueblos Picoazá (a 1 kilómetro de distancia), Pepa de Huso, La Sequita, Las Palmas, Cerro Copetón y Guayabal. Las ciudades próximas al sitio son: Portoviejo a 7 kilómetros y Montecristi a 26 kilómetros.
Actualmente se ha construido el complejo arqueológico Hojas Jaboncillo con un área de 3500 Ha, vinculadas al polígono patrimonial que protege diferentes vestigios culturales. Existen tres sectores de interés interpretativo: un Museo de Sitio, un Arqueo Museo y un Centro de Investigación. Sin embargo, el parque arqueológico cuenta con otros servicios como: biblioteca, sala múltiple, aula de talleres, tienda del museo y cafetería. Procesos de articulación histórica- elementos patrimoniales asociados Cerro Hojas Jaboncillo estuvo habitado por la cultura Manteña (500 d.C-1534 d. C.). Las evidencias demuestran que al principio del siglo XVI en los cerros de Hojas y Jaboncillo existía una especie de gran Ciudad, cuya arquitectura estaba ubicada principalmente en los divorcios de aguas de tal forma que vista a lo lejos parecía una pirámide florida, colorida y escalonada que alcanzaba los 650 metros de altitud, en cuyos peldaños se asentaban los barrios y terrazas de producción agrícola y “artesanal”, que cobraban vida en determinadas épocas del año propicias para cultivos y rituales. La “Ciudad de los Cerros” tenía gran cantidad de edificios habitados de manera ocasional o permanente. Es posible que esta “Ciudad de los Cerros” fuera en realidad un importante centro político religioso y además, un conjunto de unidades de producción de artículos suntuarios. Gente de rango poseía o se sentaba en asientos esculpidos en piedra en forma de “U”. Allí se realizaban rituales políticos y religiosos, se producían granos, tortillas y tal vez, chicha de maíz; asimismo, se elaboraban artefactos de piedra y gran cantidad de hilo y textiles de algodón. La “Ciudad de los Cerros” se dividía en dos grandes áreas separadas por un profundo barranco: hacia el sur se encontraban los asentamientos de Hojas, sobre el cerro del mismo nombre. Hacia el norte, los asentamientos de Jaboncillo, igualmente establecida sobre ese macizo. En toda la ciudad se desplegaban unas 600 unidades habitacionales y edificios, que estaban agrupadas en más de 50 barrios o conjuntos, lo que demuestra que el área estuvo densamente poblada (INPC, Delgado, 2009; CCA, Ventimilla, 2013). En Hojas se han registrado entre 27 (CCA, Veintimilla, 2013) y 33 barrios o conjuntos (INPC, Delgado, 2009). Estos barrios tienen a veces sólo dos edificaciones o 18, e incluso algunos agrupan hasta 30 vestigios de residencias o construcciones. En cerro de Hojas se localizan algunas estructuras más grandes en relación a las de Jaboncillo, que llegan a cubrir casi los 400 metros cuadrados. En Hojas existe una estructura singular, diferente a todas las estructuras o “corrales” encontradas en el conjunto de los cerros Hojas y Jaboncillo. Esta estructura tiene forma circular y se sitúa cerca del cerro Copetón (INPC, Delgado 2009). En Jaboncillo se han encontrado las evidencias de entre 23 (CCA, Ventimilla, 2013) y 30 barrios (INPC, Delgado, 2009), es decir, grupo de edificios y de infraestructura asociados o próximos, lo que denota que allí existía un sistema social articulado. Los barrios o conjuntos más grandes tenían hasta 30 edificios, algunos de 300 metros cuadrados, ubicados a unos 240 metros de altitud. Otros eran mucho más pequeños y llegaban a tener hasta 12 metros cuadrados. Los antiguos arqueólogos afirman que la mayoría de asientos con figura de felino y estelas de piedra fueron extraídos de Jaboncillo, lo que ha llevado a afirmar que probablemente ese cerro estuviera asociado a un rol más ritual. Asimismo, es el lugar donde se encuentra el único taller de asientos de piedra, encontrado hasta ahora, ubicado cerca de los filones de las canteras, lo que confirma que allí se realizaban estos bienes de prestigio y poder. Otra de las particularidades de Jaboncillo es el hallazgo de la mayor parte de las estelas y piedras planas talladas en forma de lápida, que no se encuentran en el Cerro de Hojas (Saville, 1910). Por otra parte, en Jaboncillo se descubrieron en su momento los únicos enterramientos de gente con prestigio y poder, lo que indicaría nuevamente que el lugar tenía un rol especial. Actividades socioeconómicas- elementos patrimoniales asociados: En la gran Ciudad de los Cerros existían dos grandes grupos sociales: los trabajadores y la elite gobernante. Esto significa que unos ejercían el poder, coordinaban la religión y administraban la riqueza generada por el excedente de la producción y los bienes suntuarios. Otros trabajan en diversas tareas. La diferencia sería notoria no solo por la condición de gobernante y elite poderosa con respecto a la condición de trabajador, sino también por el lugar donde vivían o realizaban sus actividades cotidianas. Al parecer, los poderosos vivían arriba y, en general, sus edificios eran más grandes y con entrada de rampa e incluso balcón; en cambio, los trabajadores vivían en las zonas intermedias y bajas, además, sus casas eran medianas y la mayoría pequeñas. La “Ciudad de los Cerros” era a la vez una pirámide geográfica y una pirámide social. Esto quiere decir que existía una jerarquía arquitectónica que correspondía a una jerarquía social (CCA. Veintimilla, 2013). De Hojas provienen la mayor cantidad de husos o fusayolas, que servían para hilar el hilo de algodón o quizá de otra fibra especial, lo que confirma la especialidad productiva de esa área. Casi todos los silbatos de cerámica encontrados hasta ahora, provienen de cerro de Hojas. Lo que particulariza a Jaboncillo es la gran cantidad de oquedades, que llegan a sumar entre 117 y 184 de estas honduras. Ya se ha confirmado que éstos huecos redondos sirvieron en general para ensilar alimentos secos, sobre todo granos, especialmente maíz (CCA, Vargas, 2015). El conjunto de evidencias demuestran que Jaboncillo era un área de producción de bienes suntuarios, relacionados con actividades rituales y de prestigio que formaba parte de la “Ciudad de los Cerros”. En el lugar se han encontrado más de 130 depresiones, las cuales serían silos. Pero también se hallan evidencias de uno de los trabajos más difíciles, especializados y artísticos, el relacionado a la elaboración de asientos de prestigio, estelas o bajo relieves, esculturas, manos de moler maíz y metates (CCA. Suárez, 2013). Es decir, en el lugar estaban los grandes especialistas en trabajos en piedra que es una de las particularidades de la sociedad de la gran “Ciudad de los Cerros”.
En Jaboncillo, al menos en el barrio que se lo ha denominado“Camino del Puma”, la gente trabajadora realizaba las siguientes tareas: sembrar y cosechar maíz, secar maíz, moler maíz, ensilar maíz y otros alimentos. Asimismo: tallar sillas de piedra, tallar manos de moler, metates, tapas de silos, piedras para cubrir los silos y estatuillas de personajes.
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